La ruta por los torneos de Asia comenzó en Shenzhen, otra de las ciudades más cosmopolitas de China, que en poco tiempo ha ganado tanta importancia casi a la par de Beijing (Pekín), sin embargo, la capital alberga vastas avenidas y edificios de vanguardia, uno de ellos es la Torre CCTV, sede de la televisora más importante del país, emblema de la una época contemporánea.
La Ciudad del Norte me cautivó desde el primer instante que caminé en sus calles, el paisaje gris del concreto, el acero y el cristal de sus edificios contrastan con las construcciones ancestrales de la Beijing Imperial: lugares que guardan un misticismo propio, escondidas en callejuelas antiguas como la ciudad misma, curiosos corredores estrechos llamados Hutong, sin embargo, sólo algunos de ellos se conservan. En estas calles, las casas tienen entradas estrechas y todas las habitaciones dan a un patio cuadrado, lugar de encuentro de la vivienda.
No deja de sorprenderme la cantidad de personas que habitan este lugar, el turismo es una constante aquí, el interés de propios y extraños abarrotan los principales hitos de la ciudad, haciendo de la experiencia de conocer cada uno de los edificios un evento que congrega a cientos diariamente.
Los tiempos libres suelen ser escasos entre cada viaje y torneo, tomarte la tarde para hacer tus propias actividades: algo que quieras hacer como persona lo aprecias más que nada en el mundo. Tuve uno de esos momentos cuando decidí ir a conocer la milenaria Muralla. Acompañado de Sorana (mi novia), Pipe, mi amigo y mentor. Caminamos por la inmensa división de piedra que desciende a valles y recorre montañas; un paseo que toma tiempo realizar. Los mejores momentos de la vida son los que pasas con quien más quieres.
Mi estancia en Beijing duró cerca de una semana. Luego seguí mi viaje rumbo a Shanghái, una de las megápolis más importantes de Asia, qué como Beijing mezcla estilos de diferentes épocas.
Al caminar por Shanghái se puede apreciar el Rio Huangpu que divide a la ciudad del distrito financiero de Pudong, las cuales se comunican entre sí por medio de los ferrys que los habitantes usan para acudir a sus quehaceres en la otra orilla.
Del lado opuesto del río Huangpu, pude encontrarme con el distrito de Pudong que es un símbolo del apogeo económico de Shanghái, donde destaca la torre de televisión Perla de Oriente, de 457 metros de altura.
Puedes también caminar por el Bund, que es la zona del malecón que concentra edificios situados a orillas del río frente al distrito de Pudong y se extiende por kilómetro y medio. Ahí están algunos de los edificios más emblemáticos de la etapa colonial europea del antiguo imperio chino.
Sin duda Shanghái es una ciudad increíble a la cual le debo una visita más larga para conocer todo lo que ofrece para los visitantes. Me despido de Asia con esta increíble experiencia que llevaré conmigo de regreso a Europa. La próxima estación será en Valencia, España en donde buscaré dar lo mejor de mí y mejorar lo hecho en Shenzhen.
¡Siempre adelante!