Wimbledon es el sueño al que todo tenista aspira a llegar. Es el torneo más importante del mundo y haber podido participar este año es una de las experiencias más gratas que pude haber tenido.
Pero no todo Wimbledon es tenis, aunque así pareciera en esta época del año. La zona es muy bonita y a pesar de que sigue siendo Londres, en algunos lugares parece un pequeño pueblito de provincia. Hay pequeñas calles que parecen sacadas de una película y las casas tan iguales y típicas de Inglaterra se ven bastante lindas.
Los entrenamientos absorbieron la mayor parte del tiempo pero tuve la oportunidad de visitar la iglesia de St. Mary, la más famosa del lugar y que a lo largo del tiempo ha pasado por varias remodelaciones. La estructura original data del siglo XXII y la última reconstrucción fue a mediados de 1800 y es la que todavía se puede ver el día de hoy. Lo bonito del lugar es que está rodeada de áreas verdes.
Me voy con un poco de nostalgia por no haber podido pasar más tiempo, pero satisfecho con los resultados logrados.
¡Hasta el próximo año, Wimbledon!
